jueves, 26 de enero de 2017

Dueño de un corazón solitario

<<Nada sale como lo planeado. Todo se romperá. Las personas dicen adiós a su propia manera>>

Aparcó su auto viejo (aunque nuevo para él) debajo de un árbol en el estacionamiento del hospital. Apagó el motor y puso el freno de mano. Se quedó mirando al frente a sus demás colegas quienes iban llegando o saliendo de guardia. Dio un suspiro y esperó a que terminara la canción que estaba sonando en su radio. In my veins, de Andrew Belle parecía justa para esa mañana.

La noche anterior se había despedido de su novia Carol, la neuróloga con quien había pasado un año a su lado. Era la mujer de quien Quentin Blake se había enamorado desde la escuela de medicina, pero no había tenido el valor de intentar algo con ella sino hasta hace un año cuando se reencontraron en la sala de urgencias, cada uno con una vida y carrera ya hechas (o bueno, sólo ella quien ya era titular, debido a que Quentin al ser menor, seguía siendo residente de urgencias).

Sabía que el contrato de Carol era algo temporal y que este día llegaría, pero aun así no pudo evitar acostumbrarse a su presencia y amor.

<<Oh, estás en mis venas y no te puedo sacar. Las personas dicen adiós a su propia manera>>

Anoche en el aeropuerto habían tenido una despedida un tanto dolorosa, pero a la vez feliz. Dolorosa porque ambos acordaron el no maltratar su relación de cariño, amor, amistad y respeto el uno por el otro intentado mantener una relación a distancia, por lo que dejarían de ser novios. Feliz, porque se prometieron cumplir sus metas trazadas en su carrera y si la vida lo decidía, estarían el uno para el otro para cuando ambos alcanzaran sus objetivos. Carol regresaría al hospital donde trabajaba antes en Boston a terminar la última fase de su ensayo clínico, puesto que el Hospital General en el que se encontraban ya no podía ayudarla más. Su objetivo era exponer los resultados de su trabajo original en el Congreso Internacional de Medicina del próximo año.

Quentin por otra parte, tenía que quedarse en el Hospital General a terminar su último año de residencia en urgencias y justo en este último año, el Jefe del Servicio, el Dr. Jamie Harper, lo había nombrado Jefe de Residentes.

<<Todo cambiará. Nada queda igual […] Oh, estás en mis venas y no te puedo sacar. >>

La canción había terminado, por lo que tomó su termo con el poco café que le quedaba de esta mañana, sacó del portaequipaje su maleta con su uniforme quirúrgico dentro y su bata recién lavada y una vez cerrado el coche, caminó hacia la entrada principal del hospital.

Se detuvo un momento antes de entrar para admirar el edificio que tenía frente a sí. No por su belleza ni por su tamaño, sino por lo que había significado para él en estos últimos 4 años desde que llegó a esta ciudad a hacer su residencia. Trataba de asimilar que, al cruzar esa puerta, su último año como residente comenzaría. Quentin dibujó una sonrisa en su rostro para sí mismo (aunque no pudiese verla) dejando de lado todos sus pensamientos sobre Carol por un momento, inhaló una buena cantidad de aire que llenó sus pulmones, tomó impulso y cruzó las dos grandes puertas de vidrio, saludando como todos los días a Karen, una mujer de color, alta y robusta quien era la guardia de seguridad de la entrada del hospital.

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La sala de urgencias del hospital se encontraba inusualmente vacía esa mañana, no así la madrugada de hoy. Una vez que se hubo cambiado su ropa casual a su uniforme quirúrgico, Quentin Blake se dio cuenta que su uniforme cada vez le quedaba más ajustado en los hombros y la región pectoral, producto de su trabajo en el gimnasio. Apuntó en su mente el comprar una talla más grande de quirúrgicos para sentirse más cómodo yendo de aquí para allá por el hospital. Se reunió con sus nuevos internos quienes afortunada o desafortunadamente habían tenido ya su primer guardia nocturna incluso antes de recibir su bienvenida oficial con el resto de la generación de nuevos internos del hospital.

La señora McClusky, quien había llegado esa noche con un intenso dolor en la región del epigastrio y un con un tinte ictérico en las escleras se encontraba postrada en su camilla, un tanto desorientada por el medicamento para calmar el dolor que le habían administrado por vía intravenosa. Cuando la paciente entreabrió los ojos y observó un montón de figuras humanoides congregadas alrededor de su camilla se incorporó tan rápido como pudo, un poco espantada. Cuando sus cada día más opacos ojos obtuvieron una imagen más definida, lo primero que notó fue a un muchacho muy bien parecido quien dirigía la conversación con los demás muchachos aún más jóvenes que éste.

El atractivo muchacho de un cabello castaño muy claro y unos ojos verdes se había presentado con ella como el doctor Quentin Blake al cual no le calculaba más de unos 30 años, y aunque le resultaba algo joven como para ser el doctor en jefe del resto de los muchachos, a la señora McClusky le constaba que era el único de ellos que en verdad sabía lo que hacía.

-Entonces, doctora… -Quentin leyó el gafete de la chica de lentes con cabello despeinado que tenía frente suyo- Ramírez, ¿cómo se encontraba la paciente cuando llegó? ¿qué mostraba su exploración física?

La anciana mujer del tinte ictérico veía cómo la chica Ramírez buscaba agitadamente entre su libreta de notas, algo que pareció molestarle al doctor Blake…y a ella.

-No necesitas eso para contármelo -dijo, con una mirada desaprobadora.

Quentin se acercó a la paciente y le pidió permiso para explorarla. De algún modo éste chico se había ganado la confianza de la señora McClusky. Después de que el doctor Blake le hiciera algunas preguntas más acerca de su padecimiento y antecedentes, éste le explico que le harían más estudios para tener una visión más clara de su diagnóstico presuntivo y que era importante descartar algunos otros posibles diagnósticos. Pronto sería ingresada a piso y dejaría la incómoda camilla de Urgencias
.
Vio que el pequeño grupo de doctores se desplazó por las siguientes dos camillas con el hombre que había llegado por dificultad para respirar y la chica de preparatoria que según escuchó decir a las enfermeras, había ingerido todo el frasco de pastillas para el dolor de su botiquín.

El doctor en jefe llevó a sus residentes al cubículo de shock-trauma vacío para discutir los casos de los tres pacientes que tenían esa mañana.

-Comencemos con la paciente McClusky. Doctora -señaló a la misma chica de lentes de hace un momento- presenta tú.

-Es una femenina de 68 años que llegó al hospital esta madrugada por un dolor de intensidad 10/10 en la región del epigastrio de carácter sordo, el cual inició desde hace un mes con una intensidad leve, pero refiere que en las últimas 24 horas el dolor ha sido constantemente intenso, sin agravantes ni atenuantes por lo que decidió acudir a Urgencias y como acompañante refiere cansancio y fatiga desde hace un mes. También se agregó un tinte ictérico en escleras en el transcurso de la tarde del día anterior y esta madrugada.

La doctora Allegra Ramírez fue interrumpida por su residente quien realizó un ademán para que  detuviese su relato.

-Tú -señaló al chico de ojos rasgados y labios grandes que se encontraba al lado de Allegra - ¿Qué parte del interrogatorio que hice a la paciente te interesaría resaltar?

-Bueno… -al chico le ponía de nervios la mirada desafiante del doctor Blake- la paciente negó alcoholismo y el resto de hábitos nocivos.

-También tiene antecedente fam… -dijo rápidamente otro de los internos, uno de estatura alta y de cabello rizado a quien Quentin notó que le quedaba corta la bata de las mangas y al que, con otro ademán también lo hizo callar. - ¿Te pregunté a ti?

-No señor -respondió el alto, un poco sorprendido. -Doctor, quise decir -corrigió.

- ¿Te ayudó el comentario de tu compañero, doctor? -preguntó Quentin al chico de ojos rasgados. -Te dio una pista muy importante.

-A decir verdad… -el chico de ojos rasgados se quedó en blanco.

- ¡Vamos gente! Doctora Ramírez, ¿Qué más encontraste a la inspección?

-Se veía muy delgada, me dijo que había bajado mucho de peso.

- ¿Cuántos kilogramos? ¿Y en cuánto tiempo?

-Emm… no se lo pregunté -respondió la chica, apenada.

- ¡No se lo preguntaste! -exclamó Quentin, desesperado.

-Yo sé que ustedes lo saben. Al menos eso pienso, no creo que hayan sido aceptados como internos en este hospital sin ser capaces de resolver esto o de otra forma tendría que informarle al doctor Harper (el jefe de Urgencias) que necesita un nuevo sistema de selección de personal. Así que… -comenzó-  paciente femenina de la tercera edad con antecedente familiar de cáncer de mama, dolor epigástrico, cansancio y fatiga crónicos, tinte ictérico en escleras, pérdida de peso sin una razón aparente. Si ustedes pidieran un estudio de imagen… ¿qué verían?

Los tres internos se miraron entre sí. El doctor Blake apretó su mandíbula con fuerza y frunció el ceño al mismo tiempo que inflaba su pecho y se ponía los puños cerrados en la cintura, desaprobando el silencio de los jóvenes médicos.

-Una masa, están buscando cáncer de páncreas. De la cabeza principalmente, por orden de frecuencia -dijo un doctor delgado y de pequeña estatura quien se encontraba cruzado de brazos recargado en la puerta del cuarto viendo la escena.

La doctora de lentes veía cómo cambiaba el semblante del gruñón doctor Blake a uno sorprendido y feliz. Al parecer, estos dos doctores se conocían bien y llevaban tiempo de no verse.

-Vine a decirte que tenemos una cama disponible en piso de Cirugía, puedes subir a tu paciente en cuanto gustes -agregó el pequeño doctor de la puerta, con una sonrisa hacia Quentin. Se veía que era un buen tipo.

- ¿Ven? -dijo a los internos, supinando su antebrazo hacia el doctor de la puerta. -Ahí lo tienen.

Quentin leyó la hora en su reloj y pareció preocuparse.

-De acuerdo. Tenemos que estar en 10 minutos en la sala de conferencias para su Bienvenida y la de los nuevos residentes a Urgencias, adelántense y los veo allá.

Los tres doctores se movieron tontamente, chocando unos con otros. Quentin entendió que no sabían hacia dónde ir.

-Está en el segundo piso. Y terminaremos con esta sesión de caso en cuanto termine la reunión, así que tienen hora y media para investigar todo lo que puedan de cáncer de páncreas en sus teléfonos móviles, y también quiero al menos dos diagnósticos diferenciales. ¡Vayan!

Ahora sí, los chicos dejaron la habitación.

Leonard Richards, el doctor que se había quedado en la puerta echó una mirada a Quentin riéndose, pero a la vez negando con la cabeza en desapruebo a su estilo de enseñanza. Ambos amigos se acercaron el uno al otro y se dieron un abrazo y fuertes palmadas en la espalda mientras reían a carcajadas.

- ¡No puedo creer que sigas usando lo de inflar el pecho y tu cara de matón!

- ¡Pero si así es como aprenden! Tú lo hiciste, hace un año. ¿Cómo te fue en tus vacaciones?

- Dormí todo lo que no había dormido en mucho tiempo, créeme.

- Y bien… ¡quiero verlo! -le instó Quentin, girando a su amigo Leo para ver el logo que tenía bordado en el brazo izquierdo de su bata. - ¡Vaya! Servicio de Cirugía General -le dio una palmadita en el hombro.

- ¡Es genial, verdad! Y lo mejor para ti es que comenzaré rotando en Urgencias, así que nos veremos seguido al menos este primer mes.

- Perfecto. -Hizo una pausa, y luego miró con complicidad a su amigo. - ¿Ya viste a algún residente para ti? -soltó un sonido parecido a un chirrido.

- ¡No, no! -Richards le dio la espalda a Quentin -el año pasado tuve suficiente drama con residentes. El pequeño doctor esperó el comentario de su amigo, pero había silencio. Se giró de nuevo hacia él y continuó - ¿Quentin? Esta es la parte en la que te ríes de mi por haber tenido un intenso crush por ti el año pasado.

Leo Richards vio que su amigo dirigía la mirada hacia alguien fuera en la sala de urgencias. Nunca lo había visto de ese modo. Apretaba la mandíbula y notó que los ojos comenzaban a tornársele húmedos y estaba casi seguro que podía escuchar su corazón latir aceleradamente, aunque claro está, era una exageración. Su mirada reflejaba rencor e ira hacia la persona que estaba fuera.

- ¿Quentin? -le llamó, preocupado.

- ¿Qué hace él aquí?

- ¿Él quién?

Leo vio como un grupo de nuevos residentes -quienes eran internistas, a juzgar por el logo en sus batas -salían de la sala de urgencias.

- ¿Te encuentras bien?

Quentin no quiso dar detalles en este momento, así que reponiéndose rápidamente dijo:

- Tengo que ir a dirigir la Bienvenida, me voy.

Y salió huyendo de la habitación.

- ¡Espera hombre! ¡Si yo también voy para allá! -le gritó Richards, yendo tras él.

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La sala de conferencias del Hospital General era algo de lo que el jefe estaba orgulloso de mostrar. Con capacidad para trescientas personas, el recinto había albergado numerosos congresos estatales de medicina, y estaba de sobra decir que cuando algún departamento como el de Urgencias necesitaba organizar un evento de bienvenida para sus nuevos internos y residentes era algo con el que el Jefe del Servicio, el doctor Jamie Harper, podía contar.

Ansioso por dar su discurso de bienvenida a los chicos, un Jamie Harper ya entrado en años veía las caras de todos aquellos quienes estaba seguro que con su trabajo, pondrían en alto al Servicio de Urgencias. Todo estaba listo para comenzar, salvo su jefe de residentes, el doctor Quentin Blake.

Echó un vistazo a la puerta principal y notó que Blake venía llegando algo agitado al auditorio, y detrás de él venía otro de los nuevos residentes a quien recordaba como interno el año pasado. Quentin subió al escenario con Jamie para estrecharle la mano y comenzar la bienvenida, pero su mentor seguía notando algo extraño en él. Se dio cuenta que no le quitaba la vista a uno de los nuevos internistas que estaba sentado en primera fila como si lo reconociera de alguna parte. Pensó que lo más sensato era no hacer preguntas, así que tomó el micrófono encendido y comenzó a hablar.


Continuará la historia en la próxima entrada


Curiosidades:

1. Es la primera vez que Jamie Harper (el protagonista de la historia principal) hace una aparición en la historia de Quentin. En las entradas previas sólo había sido mencionado.

Entradas que tal vez quisieras leer:

Para conocer la historia de Quentin y Carol: La neurólogaFlores a la mesa

Música del blog:

Andrew Belle - In my veins




lunes, 19 de diciembre de 2016

De un susurro a un grito

El día llegaba a su fin, y Vanessa Phyffer contemplaba desde su lujosa oficina los enormes edificios de la ciudad de Nueva York bañados por un haz de tonalidades naranja del atardecer. Se encontraba ensimismada en sus pensamientos. Era de esos momentos en que la exitosa mujer se cuestionaba a sí misma sobre su vida, sobre si había valido la pena dedicar el cien por ciento de su tiempo en poner en alto el apellido de su difunto padre en los negocios, de convertir de su presencia una muy imponente frente a sus colegas, frente a sus empleados y aún más frente a su competencia a costa de dejar en segundo plano su vida personal, sus amistades y el romance. Normalmente no le afectaba ese hecho, pero hoy por alguna razón rondaban en su cabeza.

La elegante mujer se sobresaltó al escuchar que alguien llamaba a su puerta.

-Vanessa, aquí está el informe de este mes que me pediste.

Vislumbró en el umbral de la puerta a una chica de cabello cobrizo y de una mirada profunda que inspiraba confianza, la misma que la había hecho convencer hace dos años de contratarla para la vacante en Economía de su empresa, a pesar de tener mínima experiencia en su área. Pero aprendía rápido y eventualmente escaló a un puesto más alto. Rosie McCall se adentró en la oficina de su jefa y le extendió en las manos el informe.

-Bien, lo leeré en un momento. -Contestó con ímpetu.

<<De nada>> pensó Rosie, pero ya estaba acostumbrada a la forma de ser de la presidenta de Phyffer Company.

La pelirroja chica se quedó inmóvil, mirándola.

- ¿Si?

- ¿Te sucede algo, Vanessa? -preguntó la chica. Sabía que su jefa era de pocos amigos (o más bien, ninguno), y se imaginaba lo difícil que habría de ser el no tener a alguien de confianza para hablar de vez en cuando.

Vanessa entendió el interés de Rosie.

-Es sólo que…me imaginaba cómo sería ser otra persona. Y quiero decir, completamente diferente a mí, no sólo unas cuantas cualidades distintas. Una que haya formado una familia, tal vez en otro país o una que sea atleta profesional o viajara por el mundo en busca de la mejor ropa de diseñador.

- ¡Pero tú viajas alrededor del mundo! aunque por motivos diferentes. Y aun no es tarde para encontrar a alguien y formar una familia, o para entrenar duro y competir.

Se daba cuenta que Rosie era la única que realmente se interesaba en ella como amiga, aunque para ella era algo difícil el corresponder. Siempre había sido así, con cualquier persona. Tal vez por eso no había sido capaz de entablar una relación de amistad con nadie nunca.

-Suena más fácil decirlo que hacerlo.

Rosie volvía a quedársele viendo, como si tratara de leerle la mente para saber qué decirle.

-Puedes hacerlo. El día se está acabando. Carter -la mejor amiga de Rosie de la universidad, y que trabajaba también en Phyffer Co. – y yo vamos a ir al karaoke bar a unas cuadras de aquí. Puedes venir y unírtenos. Será divertido.

Vanessa se sentía confundida por la invitación. Usualmente después del trabajo iba a su suite y bebía una copa de vino mientras preparaba su cena, o cuando el clima se lo permitía daba un paseo nocturno por Central Park, que le quedaba a unas calles de distancia.

- ¡Vamos! Ni siquiera tienes que cantar. Sólo nosotras tres, bebiendo un poco y conversando, y quién sabe, tal vez hasta conozcas a algún hombre. Al menos esa es la intención de Carter al ir allí -dijo, entre risas.



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-Entonces… ¿Cómo dices que sucedió esto? -preguntó el joven médico al paciente que tenía frente suyo, quien tenía la mano metida en la parte delantera de sus pantalones los cuales estaban manchados de sangre.

El chico aun con la mano dentro de sus pantalones, apenado y sonrojado no quería hablar lo bastante fuerte frente a los demás en la Sala de Urgencias. El joven médico quien en el gafete que colgaba de su cuello ponía Jamie Harper entendió la situación de vergüenza del chico y lo pasó a una camilla un tanto arrinconada, donde inmediatamente corrió las cortinas, dejándolos solos a él y a su paciente.

- ¿Y bien? ¿Qué te pasó? Descúbrete por favor, Arnold para poder valorarte.

El chico comenzó a desvestirse, pero en cuanto sacó su mano de sus pantalones, su miembro comenzó sangrar de nuevo. El doctor Harper contuvo rápidamente el sangrado haciendo presión con gasas, pero dejó de inmediato tomar la tarea el chico con sus propias manos. <<No puedo creer que me toquen estos casos a mí >> se dijo a sí mismo, quejumbroso.

El paciente Arnold, volviendo a recuperar la calma tras el sangrado, decidió confiar en el joven médico, pues pensó que haría su trabajo mucho más fácil, pues se veía muy apurado y su cabello un tanto desarreglado, las ojeras profundas y la barba de tres días lo hacían lucir verdaderamente cansado.

-Estaba…tú sabes -el chico moría de pena y desviaba la mirada de la de Jamie-, masturbándome.

- ¿Te desgarraste el frenillo así? -preguntó Jamie, incrédulo.

-Tal vez lo hice muy fuerte y rápido…y por mucho tiempo. Es sólo que…pensé que se sentiría mejor.
Jamie se puso en los zapatos de su paciente y se imaginó lo vulnerable que se habría de estar sintiendo, así que trató de generar confianza con su paciente.

-Bueno, en efecto tienes desgarrado el frenillo. A pesar de que llevas mucho tiempo haciendo presión según me refieres, tu sangrado aún no ha parado, lo más seguro es que tenga que ponerte unos puntos -vio cómo la cara del chico palidecía-. ¡Pero no te asustes, hombre! Es un procedimiento rápido. Ya llamé a mi residente de urología para que supervise el procedimiento, no te preocupes. Terminará todo muy rápido y no sentirás nada en el proceso, usaremos anestesia por supuesto.

 El chico se tranquilizó un poco con las palabras de Jamie, pero aun así se sentía afligido por la situación en la que estaba.

-Mira, no tienes por qué sentirte mal. Yo también soy hombre y lo hago de vez en cuando como todos, sólo que tómatelo con calma la próxima vez ¿entendido? Mi trabajo aquí es ayudarte y sólo eso, no te preocupes por ello.

A pesar de lo cansado que lucía el joven médico, emitía una sonrisa brillante que daba mucha confianza, y reflejaba lo entregado que era para con sus pacientes, pues a su parecer él gustaba de tratar a los pacientes como le gustaría que cualquier médico lo tratase a él o a su familia.


Cuando hubo terminado el procedimiento regresó a la Sala de Urgencias, con la esperanza de encontrar algún caso interesante que lo despertara literalmente. Para su sorpresa, no había ningún otro ingreso de urología. Su amiga Becca se acercó a él y le extendió un caramelo de cereza el cual agradecido, rápidamente se llevó a la boca.

- ¿Aún no te vas Harper? Pensé que habías salido de guardia en la mañana -dijo la chica, con su tono un tanto burlón como de costumbre. Disfrutaba de molestar cariñosamente a su amigo.

-Las guardias en Uro son un tanto más largas. ¿Y tú, que tal te trata Interna?

-Es mi favorita, ya lo sabes. Aunque me tocó en Cardio y Chris es mi residente –puso una cara de incomodidad al decir su nombre-  pero por el resto no me quejo.

El móvil de Becca comenzó a vibrar. Era Chris, quien la buscaba para pedirle informes de la evolución de sus pacientes justo como hace media hora lo había hecho, y la media hora anterior a esa y la anterior.

- ¿De nuevo? ¡Pero si acabo de decírselo! -vio a Jamie pidiendo compasión.

-No me mires a mí -dijo, encogiéndose de hombros-, yo soy el doctor de los  penes hoy.

- ¿Cómo es que lo soportaste la rotación pasada? Si conmigo es pesado, no me imagino cómo era contigo después de que se enteró que fuiste novio de su novia Rosie.

- ¡No tienes idea!

- ¡Regrésenme a Hemato donde todo es amor! -dijo por último su amiga.

Becca Donson se fue corriendo por las escaleras en busca de sus pacientes mientras una ambulancia llegaba a la entrada de Urgencias. Al parecer Jamie Harper iba a tener una guardia entretenida esa noche.


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Mientras tanto Rosie, Carter y Vanessa sentadas a la barra en el bar disfrutaban de un martini cada una. A pesar de ser la noche del jueves, Penrose’s era un bar muy concurrido. Con sus pisos de cerámica oscura y sus techos y acabados de madera daba un aspecto industrial pero elegante a la vez, y la música jazz que tocaban en vivo transportaba a una atmosfera única a todos los que lo visitaban en el #1590 de 2nd Avenue.

- ¡En verdad este lugar luce mucho mejor que el karaoke-bar al que planeábamos ir, Vanessa! Me alegro que hayas decidido salir con nosotras -dijo Rosie mientras daba un trago a su martini.

-Y tienen los mejores cocktails de la ciudad, se los aseguro.

-Las bebidas no son lo único bueno de aquí, al parecer -comentó Carter, la amiga de Rosie mientras veía a un grupo de chicos en las mesas contiguas.

- ¡Carter, acabamos de llegar! -le regañó Rosie.

-Está bien, está bien. ¡Cielos amiga, sólo fue un comentario!

Vanessa reía de la situación. A decir verdad, Carter siempre le había parecido graciosa en el trabajo, solamente que nunca se había dado el permiso de demostrarlo puesto que, para ella, la Presidenta de Phyffer Company debía de comportarse con total rectitud frente a sus empleados.

Vanessa y Rosie ordenaban al barman un trago de cada uno de los que servían del menú. Cada una elegía una bebida que quería que la otra probase, así conocían mejor sus gustos entre sí, mientras Carter, con los ojos entrecerrados agudizando su vista, no paraba de mirar en la misma dirección de antes.

- ¿En serio quieres ir a conocerlos? Ya te dije, platiquemos un poco…

-No, no lo entiendes. ¡Mira! -le dijo señalando con la cabeza al hombre alto sentado con sus amigos

- ¡Miro qué!

-Es…

- ¡Oh por dios, Carter!

- ¡Si!

- ¡Alguien explíqueme qué está pasando aquí! -dijo Vanessa, quien ahora también tenía curiosidad.

- ¡El hombre alto sentado con aquél grupo!

-Ya lo vi, pero no se quien sea -soltó Phyffer, un tanto desesperada.

-No lo puedo creer, ¿creen que esté filmando aquí en Nueva York?

-No, ya terminaron de filmar la película. O eso publicaron hace una semana.

- ¡¿QUIÉN ES?!

- ¡El mismísimo Superman!

Vanessa seguía sin entender.

Y de pronto, las voces de Rosie y Carter pasaron de un susurro a un grito:

- ¡HENRY CAVILL! -dijeron las dos.




Continúa la historia aquí: 


Música del blog:
Street Lights - Kanye West

 

viernes, 16 de septiembre de 2016

De todo corazón

Salió de la ducha con el cuerpo entumecido debido al frío de esa mañana. Se miró en el espejo y aun le sangraba el tajo que se había hecho en la mandíbula al afeitarse hace unos minutos. Aplicó presión con un trozo de papel higiénico y empezó a secarse con su toalla la cual, al terminar, se la puso alrededor de la cintura y con el torso descubierto Daniel atravesó el pasillo y se dirigió hacia su cuarto para vestirse. Había olvidado ponerse unas sandalias, por lo que la sensación de frío embargó su ser.

Cuando hubo terminado de vestirse, se percató de que, si no salía del departamento lo más rápido posible, llegaría tarde a la primera clase en su universidad.

Fue directo a la sala común donde, como todos los días de los últimos 3 meses, se encontró con la misma deprimente imagen de su amigo, en ropa interior, despeinado y con la barba crecida y desarreglada, postrado en el sofá viendo un partido de alguna nación que desconocía, con un tazón de papas fritas, o pretzels o lo que sea que quedase en la alacena aún.

- ¿Gabriel…sabes si necesito llevar más de un abrigo para salir esta mañana?

El silencio, algo últimamente frecuente en él, volvió a manifestarse.

-Gabriel… ¿qué…? –Daniel fue a donde su amigo y se le plantó enfrente. Gabriel lo miró irritado. –Te pregunté si…

-No. Con eso que llevas está bien. Luces muy bien. Ahora, ¿puedes moverte?

-Gabe…ya no puedes seguir así. Ayer contesté una llamada para ti, de la firma de arquitectos a la que solicitaste empleo hace unos meses. Ni siquiera fuiste a la entrevista, ¿verdad?

-No te importa lo que haga o deje de hacer. –Su actitud se volvía más arrogante con cada frase.

-Déjame decirte algo amigo. –Dan hizo un especial énfasis en ésta última palabra –Vivimos juntos. Tú, Jamie y yo. Y aunque él haya llegado a la ciudad hace un par de semanas y ha estado demasiado ocupado con sus guardias del internado en el hospital como para percatarse de tu problema, yo no. Yo te he visto así desde hace tres meses. Y al parecer mis palabras no son lo suficiente como para hacerte entrar en razón, pero sé que a tu mejor amigo sí lo escucharás. ¡Así que hoy, en la noche cuando Jamie regrese nos sentaremos los tres en esta sala y tendremos una charla seria sobre lo que está pasándote! –soltó un gran suspiro tras terminar. Sentía el corazón latirle aceleradamente.

- ¿Qué está pasándome, según tú? –Gabriel lo miraba desafiante.

- ¡Increíble! –Dan decidió dejar de discutir. Tomó su mochila y se dirigió a la salida del departamento.

Tenía que acabar con esto de una vez por todas. Su amigo Gabriel había entrado en una depresión mayor tras enterarse que su ex novio había muerto debido a un corazón insuficiente del cual recibía tratamiento desde su niñez, pero nunca le había contado ni una palabra a nadie de su enfermedad.

Dan no sabía si todo el asunto era por la muerte de Alex en sí, o porque el chico no había tenido la confianza de contárselo a Gabriel sino hasta que cuando su condición fue en declive, Alex decidió alejarse de la vida de Gabriel para que éste no lo viera en su estado convaleciente. No podía imaginarse el dolor de su amigo al enterarse no sólo que había muerto su ex novio, si no que nunca había sido sincero con él, y no haber tenido si quiera la oportunidad de apoyar a su novio en su enfermedad.

A pesar de ser amigos desde la preparatoria, Dan y Gabriel no habían establecido un vínculo especial como el de éste y Jamie, como para poder brindarle su ayuda y que Gabriel la aceptase. Hoy tenían que poner las cartas sobre la mesa y realizar una intervención para ayudar a su amigo.



El frío matutino de Manhattan era algo de lo que Dan disfrutaba desde que se mudaron a la gran ciudad hace un año. Las personas salían con sus abrigos rumbo a su trabajo o a la escuela, y conforme transcurría el día, a veces ameritaba desabrigarse y ponerse más frescos.

Ya era un poco tarde para Daniel, pero tenía la esperanza de que si se apuraba conseguiría llegar a tiempo para su clase de Pedagogía en la Universidad de Nueva York. Estaba a un año de graduarse, y no quería perder ninguna clase, pues las disfrutaba mucho.

Sabía que si tomaba el subterráneo, éste lo dejaría muy lejos de la escuela, por lo que decidió usar el poco dinero que le quedaba del mes en un taxi que lo llevase directamente a su destino. Pero, como era de esperarse, a ese punto de la mañana todos los taxis se encontraban ocupados.

Estar de pie en la avenida esperando le había dado más frío. Sentía helada la punta se nariz, y el tajo en su mandíbula le punzaba cada que el viento soplaba en dirección suya. Frotaba sus manos una con la otra para generar un poco de calor, y no quitaba la vista de la avenida en busca de un taxi vacío.

Entre tanto, una chica pelirroja con un abrigo enorme y cargada de varias maletas se puso frente suyo. Un taxi se acercó, y la chica gritó espantosamente para llamarlo, sin éxito alguno. Dan dio un salto del susto.

-No eres de por aquí, ¿cierto? –trató de iniciar conversación el chico.

La pelirroja volteó, confundida, preguntándose si era a ella a la que se dirigía. Al no haber nadie más al lado de ellos, supuso que se refería a ella.

Al principio no la había reconocido porque se veía muy diferente, pero Daniel se quedó boquiabierto al ver el rostro de la chica. Una compañera de preparatoria, un año mayor que él, de la generación de Jamie y los demás. Se veía muy diferente, porque había perdido un poco de peso, y aunque no era del todo delgada, a Dan le atrajo mucho su cuerpo. La chica lo reconoció al instante.

- ¿Daniel? –la chica se sonrojó al ver al atractivo joven, quien le sonreía animoso. –Sí, acabo de llegar ¿soy tan obvia?

-Bueno, las maletas son un fuerte indicio –Dan levantó una de las maletas de la chica, la cual se había caído. –Pero es tu manera de llamar el taxi la que te delata.

- ¿Hay una manera? –preguntó apenada la chica. Sabía que sus gritos eran algo perturbadores.

-Sólo te paras, extiendes el brazo con la mano abierta silbas una vez –Dan realizó el llamado a un taxi vacío que iba pasando. Se detuvo.

- ¿Hacia dónde vas?

-Midtown. Mi hermana y su esposo viven ahí. Me quedaré con ellos mientras consigo algún otro sitio.

- ¿Podemos compartir el taxi? Voy a la universidad, y queda de paso en tu camino. Podemos ponernos al día –Dan puso esa cara bonita que usaba con las chicas que acababa de conocer para invitarlas a salir.

- ¿Tengo alternativa? –dijo la chica, encogiéndose de hombros. –¡Vamos!

Daniel le ayudó subiendo sus maletas al portaequipaje.

El viaje fue corto para su plática. A pesar de no haber interactuado mucho en la preparatoria, parecía como si tuvieran muchas cosas que contarse, y eso alegraba a Dan. Él le contó que había llegado hace un año a la ciudad de Nueva York junto con su hermana Rosie y sus amigos, que estaba en su último año de universidad, preparándose para ser maestro y que trabajaba la mitad de la semana como asistente educativo en una pequeña escuela en Midtown. Ella, por otra parte, le contó a Dan que, tras graduarse de Berkeley, había trabajado en una editorial en California como traductora. Se encargaba de la traducción y edición de libros de autores latinos, alemanes y franceses al inglés, y que su trabajo allí le había creado contactos en el mundo editorial y fue así como consiguió la oportunidad de un nuevo empleo para esta importante empresa en Nueva York.

Para su mala suerte, el taxi había llegado a la parada de Daniel, frente a la universidad.

-Bueno, hasta aquí llego yo –sacó el dinero que le correspondía de su bolsa y se lo entregó a ella. Abrió la puerta del coche. –Espero que te vaya bien, amm…

Dan estaba muy apenado. Creyó que la plática durante el viaje le recordaría el nombre de la chica, pero ahora estaba despidiéndose de alguien de quien se suponía debería de saber su nombre, pero no lograba recordarlo. Ella lo miró esperando que un nombre saliera de su boca, pero nada salió.

-Lily Alpert. Es mi nombre –dijo ella, un poco decepcionada.

Dan dio un suspiro.

- ¡Soy un torpe! Perdóname. De todo corazón.

No sabía cómo despedirse después de eso, así que se acercó a ella rodeándole un brazo sobre sus hombros y le dio un beso en la mejilla. Esperaba que esa muestra de cariño la hubiera hecho sentir un poco menos mal por no haberse acordado de su nombre.

-Me dio mucho gusto encontrarte, Lily. Cuídate mucho. –Salió del taxi torpemente. –Y bienvenida a Nueva York.

Cerró la puerta.



Música del blog:
Spacin out - The Mowgli's 



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jueves, 30 de junio de 2016

¿Qué está pasando con el mundo mágico de Harry Potter?

Las varitas han sido alzadas. Tras el unísono ¡Lumos! de todos nosotros estos últimos 9 años después de la publicación del último libro, y 5 años después del estreno de la última película, un nuevo haz de esperanza se ha disparado ¡Y ESTÁ ILUMINANDO TODO DE NUEVO!



Con todas las aventuras venideras de Animales Fantásticos y Dónde Encontrarlos, la película spin-off de la saga principal, J.K. Rowling ha liberado una serie de escritos en Pottermore que fungen como base para esta nueva historia, ahora protagonizada por el personaje Newt Scamander, un magizoologo cuya aspiración será conocer y estudiar todas las criaturas mágicas y consecuentemente escribir el libro que años después Harry Potter y compañía estudiarán en Hogwarts en la clase optativa de Cuidado de Criaturas Mágicas.


¿Qué es lo que sabemos hasta ahora?

  • Animales Fantásticos es un spin-off de la saga principal de Harry Potter, pero a la vez funciona como precuela de ésta misma, pues transcurre cerca de 70 años antes de que Harry, Ron y Hermione asistan a Hogwarts.
  •   De la historia, sabemos prácticamente lo que han mostrado en el tráiler: un mago en busca de aventura llega al Nueva York de 1920, donde por accidente su maletín que resguardaba a las criaturas mágicas es abierto, y ahora con la ayuda de nuevos amigos se verá en una carrera contra el tiempo para recuperar sus criaturas, antes de que el secreto mágico quede desvelado a los no-majs.
  •   Sabemos que eventualmente Newt escribirá el famoso libro que lo reconocerá en un futuro como el magizoologo más aclamado en Gran Bretaña, a tal grado que su obra se usa como texto base para la clase de Cuidados de Criaturas Mágicas en Hogwarts. Como dato curioso, Albus Dumbledore tuvo el honor de escribir el prólogo del libro de su estimado estudiante Newt Scamander.
  •  Así como también, gracias a las aclaraciones de Rowling después del último libro, sabemos que Newt tendrá descendencia, y será su nieto quien siga sus pasos como naturista y se case con Luna Lovegood, la curiosa amiga de Harry Potter.



Lo nuevo

Como dije, Rowling ha proporcionado un sinfín de nuevos datos que no hacen más que aterrizarnos en el contexto de esta nueva historia del mundo mágico.

Recuerdo que un día, estaba tranquilo en mi cama meditando todo lo que tenía que estudiar (o no) para mi examen de esa semana, cuando de pronto, ya existían 10 escuelas de magia y hechicería en todo el mundo, dos de ellas en nuestro continente: Ilvermorny en Estados Unidos, y Castelobruxo, en Brasil. Algunas otras en Japón, África y Rusia. Nos dio características culturales de cada grupo de magos en estos países, y recientemente nos brindó la historia de la fundación de Ilvermorny, escuela que será mencionada (y si no es que, mostrada) en la próxima película del mundo mágico.


Ilvermorny

Y hablando un poco sobre el relato de esta escuela de magia, es para mí el mejor que ha escrito Rowling hasta el momento. Nos cuenta la historia de una niña irlandesa que siempre quiso pertenecer a Hogwarts pero que fue privada de ese derecho por su malvada tía. Nos reveló que Isolt, la protagonista de la historia y una de los 4 fundadores de Ilvermorny, es parte de la familia Gaunt (la misma familia de la que proviene Tom Riddle alias Lord Voldemort) y por consiguiente, es descendiente de Salazar Slytherin. Incluso ella también era capaz de hablar con las serpientes.

Lo curioso de esta escuela, es que uno de sus fundadores era un muggle que se había enamorado de Isolt mientras que los otros dos fundadores eran unos niños hermanos cuyos padres habían sido asesinados por un Siempredetrás e Isolt los había rescatado y adoptado. Así, a diferencia de Hogwarts, la Escuela Ilvermorny de Magia y Hechicería había sido fundada por una familia, y sus valores y principios se basan en ésta.

Sí. Yo también quedé boquiabierto con esta información tras leerla.

¡Ah! Por cierto. Es en esta historita donde J.K. Rowling nos presenta al primer personaje mexicano del universo Harry Potter. Maravilloso. Al final del post les dejo el link del relato por si sienten curiosidad de conocer a este personaje.




Lo diferente

Como es de esperarse, Animales Fantásticos debe de diferenciarse de la saga principal en más de un aspecto, pero manteniendo la misma esencia que nos cautivó a todos la primera vez.

¿Qué aspectos destacan en este punto?
  •   El protagonista.
Newt no es un niño que está conociendo un mundo mágico anteriormente inimaginable para él. No es ningún elegido el cual tenga un gran villano a vencer y una profecía que cumplir. Es un adulto, que ya sabe quién es, sabe lo que quiere, tiene un propósito definido e irá en busca de ello.
Además, Newt Scamander será personificado por el gran Eddie Redmayne (La teoría del todo, La chica danesa), quien ya es un sello de garantía.


  • El Nuevo Mundo.
No me refiero a que existirá un nuevo mundo mágico adicional al que conocemos, sino que, literalmente, la historia se llevará a cabo en el Nuevo Continente, cosa realmente interesante pues Rowling jamás había explorado tan a fondo el mundo mágico fuera de Gran Bretaña. Con esto, podemos asegurar que conoceremos costumbres y tradiciones mágicas diferentes a las de Harry Potter y compañía.

  • El contexto histórico.
Como dije anteriormente, la trama girará en torno al Nueva York de 1920, donde el estatuto del secreto mágico estaba más arraigado que en ningún otro lugar debido a la cacería de brujas en Salem. A partir de estos atroces sucesos, el M.A.C.U.S.A. (el equivalente al Ministerio de Magia británico) optó por medidas sumamente rígidas para salvoguardar a la comunidad mágica estadounidense, la cual se verá en peligro cuando los animales de Newt escapen de su maletín.



  •  No-majs
Será la primera ocasión en que un muggle (en Estados Unidos se les conoce como no-majs a las personas sin magia) sea protagonista de la historia. Jacob será el fiel aliado de Newt en esta aventura. Una propuesta un tanto interesante, pues en la saga anterior Rowling solamente nos mostró a los más odiosos muggles que hayan existido en todos los tiempos: la familia de Harry.

  • No hay niños en esta historia.
Al menos, eso es lo que nos han mostrado en todos los trailers, avances y descripciones de la película. Pienso que tiene lógica. Todos los que iniciamos con este mundo mágico hace algunos tantos años, ahora somos  adultos, y me parece muy ad hoc que esta nueva historia refleje lo mismo. Crecimos con Harry Potter. Avanzaremos con Animales Fantásticos.


  • LGBTTTI
Sabemos que Ezra Miller (Las ventajas de ser invisible, Batman V Superman) fue anunciado como parte del elenco de esta nueva película. Lo curioso, es que este actor interpretará a Credence, una bruja neoyorquina que se encontrará con Newt durante su aventura. ¿Será acaso que Ezra interpretará al primer personaje transexual en el universo Harry Potter? ¿O simplemente esta vez le tocó interpretar a una mujer? Sé que es muy temprano para deducir con tan poca información, pero recordemos que ya existe un personaje perteneciente a la comunidad LGBTTTI en Harry Potter: Albus Dumbledore. Aunque su orientación sexual jamás fue mencionada en los libros, sino que fue una aclaración que hizo la autora años después finalizada la saga.


Esto es todo acerca de lo que tienes que saber mientras esperas el estreno de Animales Fantásticos y Dónde Encontrarlos. Te recomiendo que si eres un gran seguidor de este universo como yo, busques los textos que ha liberado Rowling para ponerte al tanto de los máximos detalles que revela de estas escuelas de magia y todo lo que antecede a la aventura de Newt. También ten en cuenta que aún quedan algunos meses antes de que podamos ver la película, así que es probable que entre tanto, se revele mucha más información o aclaren incógnitas que son expuestas en este post.


Solamente nos queda esperar, tener fé en que esta nueva historia nos llenará de emoción y asombro justo como lo hizo su predecesora y nos hará volver a desear ser magos otra vez. Tengan esperanza, alcen su varita lo más alto que puedan y exclamemos juntos ¡Lumos Máxima!



Deja tus comentarios y hazme saber qué opinas de todo esto
            

            Curiosidades:
1.       Esta es la segunda entrada de mi blog que no trata sobre la historia de Jamie Harper y compañía. La primera es 54 Realidades del semestre de Cirugía

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viernes, 20 de mayo de 2016

Cruce de mundos

El sol comenzaba a emitir sus primeros rayos de luz cuando bajaba del avión. Jamie Harper se detuvo en uno de los escalones y contempló la oscuridad siendo cálidamente acogida por haces color naranja sobresaliendo de las nubes. Inhaló el aire fresco de la ciudad que le traía tantos recuerdos y lo dejó escapar con la misma tranquilidad. ¡Vaya manera de recibir su cumpleaños!

Siguió su paso por la plataforma de aterrizaje hasta llegar al interior del edificio del aeropuerto. Se percató que tenía una videollamada entrante, una que en verdad no quería perder, así que tomó asiento en la sala de espera rápidamente, dejando su maletín en la silla contigua. Contestó.

-¡Feliz cumpleaños papá! –gritaron dos voces.

Jamie logró reconocer a sus dos hijos a la cámara del celular. A Reed, la mayor de ellos, quien se había dejado hacer la trenza que tanto le gustaba a él (pero que ella odiaba); y a Carson, la viva imagen de él, pero en miniatura. 

Ambos se peleaban por enfocarse a sí mismos en la cámara para ver a su padre primero que el otro. Entre tirones y quejidos, el teléfono cayó al suelo. A Jamie le pareció muy graciosa esa escena.

-¡Miren lo que hicieron! ¡Dejen de pelear al menos por hoy! Es el cumpleaños de su padre.

Jamie disfrutó mucho escuchar la voz de su esposa. Siempre lo hacía.

Rosie levantó el teléfono, y esta vez enfocó a todos al mismo tiempo. Ahí estaban. Las tres personas que Jamie amaba tanto. Sonrientes ante él, ansiosos por brindarle a su padre un abrazo tan fuerte que lo tirara al suelo o al sofá y después, abrazarlo más.

Era el primer cumpleaños que Jamie Harper pasaba sin tener a su padre con vida, a la vez que era el primer cumpleaños que recibía sin ser despertado por sus dos hijos en su cama. Este año, el doctor Harper tenía una conferencia que impartir en una ciudad que también evocaba sentimientos de nostalgia, de una manera positiva.

-¡Hey chicos! ¡Muchas gracias! –Jamie estaba evitando a toda costa soltar lágrimas de emoción por su familia- ¿Cómo están, listos para la escuela?

-¡Hoy no hay escuela! –gritó Carson, con gran entusiasmo.

-¿De qué me perdí, linda? –refiriéndose a su esposa Rosie.

-Ayer encontraron una colonia enorme de cucarachas mientras limpiaban los ductos de ventilación, así que aprovecharon que era viernes para fumigar a fondo la escuela –respondió, mientras temblaba del horror al imaginar esa cantidad de insectos juntos.

Jamie estaba consternado al escuchar eso también.

-Papi, ¿ya hablaste frente a todos esos doctores? ¿No te dio miedo? –preguntó la pequeña pelirroja.

-¡Papi no tiene miedo, Reed! Es papi. –dijo Carson, como si fuera lo más obvio del mundo.

A Jamie le pareció tierno que pensaran así de él.

-Aun no hablo frente a los doctores amor, de hecho aún estoy en el aeropuerto.

-¡¿Y qué esperas papá?! Demuéstrales que eres el mejor ugianciologo.

-Urgenciólogo, Reed –le corrigió su madre.

-Por eso, ugianciologo.

-Sí mi vida –Jamie quería reírse cada vez que escuchaba a su hija decir erróneamente esa palabra –lo haré en cuanto sea el momento.

-Chicos, papá ya se tiene que ir, despídanse de él.

Los chicos volvieron a pelear por el teléfono. Uno no podía despedirse menos que el otro.

-Feliz cumpleaños Jamie. Te amo –él le mandó un beso a su esposa al escuchar esto- nos vemos en la noche.

-Así será linda. Te amo también.

La pantalla se apagó.
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Mientras tanto, dos hombres tomados de la mano iban llegando al aeropuerto del extremo contrario a donde se encontraba Jamie. Uno de ellos, moreno y con barba venía vestido con un traje de tonos cafés mientras que el otro, de piel blanca y ojos color gris, vestía un atuendo un poco menos formal y con la mirada puesta sobre el niño de unos cinco años que venía con ellos quien, asombrado, veía lo grande que eran los aviones que despegaban.

-¿Estás seguro que no quieren ir conmigo? Puedo llevar acompañantes –dijo el hombre de la barba.

-Seguro. Además, no creo que Marv encuentre divertido sentarse a escuchar a conferencistas médicos. Nos quedaremos en el hotel mientras tanto.

-¿En el hotel? ¡Timothy, estamos en Nueva York! –le gustaba nombrarle por su nombre completo, en vez de sólo Tim, como el resto de sus conocidos - Salgan a conocer la ciudad. ¡Pero no vayan a Times Square sin mí, por favor!

-Lucas, te prometo que te esperaremos para ir allí.

-¡Papá, papá, quiero subirme otra vez al avión, pero ahora a ese! 

-Marv, acabamos de llegar. ¿No querías conocer Estados Unidos?

-¡Siiiiii! –soltó el niño. Era algo hiperactivo.

-Bueno, vayamos primero al hotel para que Lucas pueda ir a la reunión de doctores. Después tú y yo podemos salir a conocer la ciudad.

-De acuerdo papá –se calmó por un momento.- ¡Mira! Mejor en ése, ¡por favor, por favor! –soltó al instante.
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El centro de convenciones de Nueva York alberga una enorme cantidad de personas cada fin de semana. Desde eventos sociales como graduaciones y bodas, hasta convenciones de cómics y videojuegos. Ese día, se llevaba a cabo el VIII Congreso Internacional de Investigación en Medicina, donde los trabajos más destacados de los principales hospitales alrededor del mundo eran expuestos. Cada año desde hace ocho, se ponía en manifiesto el avance que la ciencia médica lograba, y el impacto que éstos trabajos tenían en la salud de la población mundial. El doctor Jamie Harper había sido elegido para presentar su propuesta de la implementación de un nuevo algoritmo en la atención de politraumas críticos en pacientes pediátricos.

El lobby del centro de convenciones se encontraba lleno, todos los médicos de los países participantes no querían perderse este importante evento. Hacía unos momentos había sido ubicado en el Hall correspondiente donde presentaría su trabajo. Ahora, Jamie se localizaba en el área del bar donde con un martini en mano, buscaba entre toda la multitud a la persona con quien había quedado de verse.

Dio el último trago a la copa y sintió desde atrás la ligera mano de alguien en su hombro.

-¿Tan nervioso estás Harper? –dijo una voz seductora que reconoció al instante.

Se dio la vuelta para contemplar a la mujer que tenía tras de sí. De estatura promedio, de tez morena, con un cabello castaño oscuro peinado de una manera elegante para la ocasión y con un cuerpo que cualquier hombre encontraría muy atractivo, lucía a la perfección un vestido de tonalidades rojas. Rebecca Donson saludaba a Jamie con una gran sonrisa y con los brazos abiertos.

Se abrazaron con cariño.

-Lo había pedido para ti Becca, pero no aparecías.

-Eso debió ser. Recuerdo que tú no tienes buen gusto para el alcohol –tomó otra copa de la bandeja del mesero. -¿Ya estás preparado? Tu turno es en una hora. Tengo que ir a inaugurar los casos de Hemato, pero en cuanto acabe voy directo al Hall de Urgencias.

-Estaré esperándote. Así te enterarás de la acción que te pierdes cada día en tu hospital.

-¡Ya veremos Harper, éxito! –dio unos pasos hacia la dirección opuesta y desapareció entre la multitud.

La doctora Rebecca Donson, o como Jamie le solía decir, “Becca”, una reconocida hematóloga en el país era también una de las mejores amigas del urgenciólogo desde que se conocieron en el hospital durante su internado, en esa misma ciudad, hace 10 años.
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Un hombre moreno de barba iba entrando al Hall donde se daría una de las exposiciones que más le habían interesado al ver el programa que le entregaron en la entrada del edificio. La pantalla de bienvenida del Hall ponía “Implementación de algoritmo de atención en Urgencias a pacientes pediátricos politraumatizados en estado crítico. Por Dr. Jamie Harper del Hospital Regional de Georgia.”

-¿Qué tal todo por allá Lucas?, ¿Ya te has encontrado con alguno de tus antiguos colegas? –dijo la voz de Timothy al otro lado del teléfono.

-Unos cuantos, sí. Ahora estoy entrando a una conferencia de urgencias en pediatría.
Entonces… ¿si pudiste arreglar lo de la reservación del hotel? No sé por qué no lo tenían registrado.

-Sí, ya quedó todo, no te preocupes. Te dejo porque Marv quiere que lo lleve a la piscina. ¡Y deja de estar llamando! Disfruta del congreso.

-¡De acuerdo, hombre!


Todos los asientos del Hall se encontraban ocupados por doctores ansiosos de escuchar su conferencia. El último en sentarse fue un hombre moreno de barba quien terminaba de hablar por teléfono. De pie, sobre el pequeño escenario frente a ellos, el doctor Jamie Harper observaba a su audiencia con una mirada decidida. No recordaba la última vez que se había sentido en una situación así salvo en el hospital. Y es que en Urgencias, había aprendido a aislar su mente de todo el caos de la situaciones y a actuar con suma templanza, cualidad que era necesaria desarrollar para un urgenciólogo.

En esta ocasión, Jamie no se encontraba ante ningún paciente quemado, empalado o convulsionando. Eran sólo él, un micrófono y alrededor de 100 sillas ocupadas por colegas, entre ellos la doctora Becca Donson, quien lo veía con orgullo desde su asiento.

-Disculpe doctor Harper –preguntó al final de la presentación el hombre moreno de barba- Dr. Lucas Thorpe, Pediatría, del John Radcliffe Hospital en Inglaterra… -hizo una breve pausa, seguida de una sonrisa juguetona- Lo sé, no parezco inglés. Soy americano.

-Gracias por el dato doctor.

La audiencia rio.

-A lo que iba… ¿cómo cree que afectaría este nuevo algoritmo de atención en pacientes que se encuentren en un hospital con escasez de recursos necesarios para seguir al pie el protocolo? ¿Tendría el mismo impacto en el pronóstico del paciente?

-Ciertamente el curso de la enfermedad cambiaría. Es decir, de no contar con muchas de las herramientas a las que estamos acostumbrados como una máquina de TAC o un kit de suturas estéril, el paciente dependerá del ingenio de su médico tratante, de su capacidad analítica, de sus habilidades clínicas y por supuesto, de qué tan osado es.

La mañana seguía transcurriendo en el Centro de Convenciones, y Jamie había sido elogiado por más de una persona por su trabajo expuesto y se mostraban interesados en que los ayudasen a adecuar dicho algoritmo en sus respectivos hospitales.

Cuando por fin tuvo un tiempo libre a solas, fue al ventanal desde donde se podía visualizar la parte más alta del lado oeste de Nueva York. Fuera, el día parecía perfecto para un picnic en Central Park, o para tomar uno de esos recorridos en bus para turistas.

-Es curioso, ¿no? –dijo la voz de Becca detrás de él.

-¿Curioso?

-Que todo siempre vuelva a esta ciudad.

-No por nada es la más famosa, al menos de éste país. Pero sí, lo encuentro bastante curioso también.

Rebecca se acercó, para contemplar la ciudad junto a él. Hubo un momento de silencio, en el cual ambos tuvieron tiempo para recordar la época en que vivían en esta ciudad. Donde aprendieron a ser doctores, a responsabilizarse por la vida de alguien más, a hacerse notar y donde, cuando ya no hubo más por aprender uno del otro, decidieron seguir caminos diferentes y disfrutar del estilo de vida que cada uno había elegido.

Y aquí estaban de nuevo, 10 años después en la misma ciudad donde se conocieron. Un cruce de mundos. Jamie se había convertido en un habilidoso médico de Urgencias, un maestro muy exigente para sus residentes e internos y había formado una hermosa familia. Rebecca había decidido vivir soltera y disfrutar de las comodidades que eso implicaba, y eso la hacía sentir bien, no se sentía menos mujer por elegir ser exitosa en su profesión, sobre tener ser esposa o madre. Se encontraba entre los hematólogos más reconocidos a nivel nacional, y también su nombre figuraba entre los consensos internacionales de Medicina Interna. Ambos tenían en este punto de su vida todo lo que habían querido desde siempre.

-Por cierto Harper…feliz cumpleaños.

La doctora le entregó un regalo de cumpleaños, envuelto en un papel rojo muy bonito, con un listón dorado. Jamie tuvo el impulso de abrazar a su mejor amiga con mucho cariño. De esos abrazos que Jamie era experto en dar. Aunque por su mente pasó que dicha muestra de afecto pondría celosa a su esposa Rosie, lo que le causó gracia. A continuación, el doctor Harper quitó la envoltura a su regalo y se llevó una gran sorpresa. Dentro de una caja transparente, figuraba el #4 de Showcase, comic donde hizo su primera aparición Flash (Barry Allen), el héroe favorito de Jamie.

Se encontraba boquiabierto.

-Sé que te gustan estas cosas de nerd, y que seguramente Rosie no te dejaría comprarlo, así que moví algunas influencias y localicé este comic.

-Becca, no tienes idea de… ¡Gracias! –podían verse humedecerse de emoción los ojos de Jamie.

-Otra cosa. Ya expusiste tu trabajo, así que… ¡¿qué esperas Harper?! Ve a casa con tu familia. Si tomas dentro de unas horas un vuelo, aún puedes llegar para la cena.

-Debería, ¿verdad? ¡Está bien! Tu…¿vendrías conmigo?

-No creo que se pueda campéon. Recuerda que soy parte de las autoridades del Congreso, y tengo que entregar los reconocimientos en Medicina Interna. Además, sé de buena fuente que la candidata más fuerte a ganar este año es aquella residente de último año de Neurología, Carol Rivers, la de la portada del mes pasado de la revista médica que te envíe por e-mail.

Habiéndose despedido de su amiga, Jamie fue directo al aeropuerto. Se sentía bien por lo que había vivido hasta el momento el día de su cumpleaños y ahora se dirigía a casa con su familia y amigos.

Estando en la fila para comprar su boleto, recibió un mensaje de texto de parte de su hermano Elliot:

Hola, ¡Feliz cumpleaños hermano! No quise llamar antes porque no quería interrumpir tu conferencia. Hazme saber cuando llegues a Georgia. Planeo ir por ti al aeropuerto.

Conocía bien a su hermano. Una sorpresa le esperaba en casa.




Curiosidades:
1. Un nuevo personaje es introducido. Rebecca Donson.
2. El título de la entrada es un juego de palabras. Cruce de mundos hace referencia tanto a la reunión entre Jamie y Rebecca, como a que éste capítulo es un crossover con otra nueva historia que estoy desarrollando, con Lucas y Timothy como protagonistas. Se podría decir que esta entrada sirve como capítulo piloto para esta nueva historia.
3. Se menciona a la neuróloga Carol Rivers, quien más tarde hace su debut en la entrada La neuróloga donde conoce a Jamie. Por tanto, ésta historia antecede a dicha entrada.

Música del blog:
Fancy - Cover de Xavier Dunn


Stole the show - Parson James